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Foto del escritorIrving Vierma

"La Revancha: Reflexiones sobre la Venganza y la Justicia

¿Alguna vez te has sentido tentado por la idea de tomar la justicia por tu propia mano? ¿Has sentido la llamada de la venganza como una forma de equilibrar el daño sufrido? La tentación puede ser comprensible, pero ¿es realmente posible que la venganza traiga consigo una verdadera justicia?

 


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Foto por: Peter Forster (https://unsplash.com/@peter_forster)

Déjame ser claro desde el principio: la respuesta es un rotundo no. La venganza, por su propia naturaleza, no puede lograr verdadera justicia. Te voy a explicar por qué.

 

Cuando nos enfrentamos a una injusticia, es natural que nuestro instinto de supervivencia y nuestro sentido de lo que es justo nos impulsen a buscar retribución. Nos aferramos a la idea de que al hacerle daño a aquel que nos ha hecho daño, estamos restaurando el equilibrio. Sin embargo, esta lógica es profundamente defectuosa. Como diría Séneca, no devolverías un mordisco a un perro que te ha mordido o una patada a una mula que te ha pateado, ¿cierto?

 

La venganza, en su esencia, es un acto impulsivo y emocional. Surge de la ira, el resentimiento y el deseo de infligir dolor a aquellos que nos han lastimado. Pero en lugar de restaurar el equilibrio, solo perpetúa un ciclo de violencia y sufrimiento. La venganza no resuelve el problema subyacente; simplemente lo empeora.

 

Además, la venganza nunca puede deshacer el daño causado inicialmente. Por más que intentemos hacer pagar a alguien por sus acciones, nunca podremos retroceder en el tiempo y borrar el dolor que han causado. En última instancia, es una búsqueda fútil de justicia en un mundo donde la justicia real requiere algo más que retribución.

 

Entonces, ¿cuál es la alternativa? ¿Cómo podemos buscar la justicia sin caer en la trampa de la venganza?


La respuesta radica en buscar soluciones constructivas, basadas en el perdón y la reconciliación. Esto no significa ignorar las injusticias o permitir que los culpables escapen sin consecuencias. Más bien, se trata de abordar el problema desde una perspectiva más amplia y comprensiva.

 

La verdadera justicia implica reconocer el daño causado y trabajar para repararlo en la medida de lo posible. Esto puede significar buscar formas de compensar a las víctimas, rehabilitar a los perpetradores y abordar las causas subyacentes de la injusticia. Requiere empatía, compasión y un compromiso genuino con el cambio positivo.

 

En fin, la venganza nunca puede ser un sustituto adecuado para la justicia. Si realmente queremos construir un mundo más justo y equitativo, debemos rechazar la tentación de caer en ella y trabajar juntos hacia soluciones que promuevan la sanación y la reconciliación. Solo entonces podremos alcanzar la verdadera justicia que tanto anhelamos.


Y tu ¿qué opinas al respecto?

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