¿Quiénes mienten?
Todos mienten. De alguna forma u otra. Pero como no todos somos iguales, igualmente no todos los que mienten lo hacen de la misma forma, con la misma frecuencia o con la misma intención.
Y una gran excepción la conforman quienes jamás han mentido, cubiertos bajo un manto de la honestidad inmaculada que todos nosotros nos hemos creído. (Si, nosotros compramos la historia y nos la creemos por completo). A ellos les dedicaré más tiempo y espacio en próximas publicaciones. Hoy nos vamos a centrar en exponer la verdad sobre la mentira.
En los medios sociales de hoy en día, así como en los medios tradicionales de otras épocas, encontramos a muchos de los que mienten. Mienten sobre su estatus, mienten sobre su capacidad, mienten sobre su alcance… y, sin embargo, muchos (quizá demasiados) les creen sin cuestionamiento alguno, con plena fe de lo que están leyendo (u oyendo). También mienten aquellos que necesitan generar una opinión o un resultado particular favorable para alcanzar una meta u objetivo.
Todos tenemos la capacidad para mentir, al igual que tenemos la capacidad de rehusarnos a sostener o avalar un hecho o afirmación incierta o desconectada de la realidad para cualquier fin. Los paladines de la verdad así lo demandan.
Nos convertimos en “inquisidores” de la mentira, cuando encontramos un atisbo de falsedad en lo que estamos presenciando. Nos volvemos en expertos “críticos” incorruptibles al encontrarnos frente a una mentira y por extensión, frente a un mentiroso. Y hasta llegamos a sentirnos inmaculados cuando descubrimos que es “otro” y no uno, el que ha sido descubierto o delatado ante una mentira…
Pero eso, ya sabes, es mentira. Todos mentimos. Aunque sea una o dos veces al día, en la mayoría de los casos. [i]
Todo aquel que miente, usa recursos extremos para crear, sostener y fomentar hechos y situaciones que no coinciden con la realidad o con la secuencia habitual de resultados que generan las acciones y pensamientos en un entorno real y comprobable.
¿Reconoces a alguien que lo esté haciendo actualmente? Lo estamos viviendo a diario, en esta vorágine incontrolable de quién es el mejor quién es el menos malo
La lista puede ser interminable: políticos, religiosos, deportistas, artistas y hasta amigos, vecinos y familiares. Los mentirosos y la mentira son los protagonistas de nuestro día.
Pero ¿qué es la verdad?
La verdad es un concepto abstracto que podemos responder en su definición universal sin entrar en debates muy profundos: “lo que es verdadero o está de acuerdo con el hecho o la realidad.” [ii]
En pocas palabras, podemos ir más allá de la simple definición, aquello que es comprobable y se ajusta a la realidad de su entorno.
La verdad y la honestidad se han convertido en señales de debilidad y sumisión para algunos, aunque las grandes mayorías las entienden y aplican de acuerdo con sus convenciones sociales, políticas, religiosas y económicas. Pero en realidad ¿Qué define la verdad?
Podemos decir que es todo aquello que podemos definir con certeza a través de hechos y concreciones. Sin embargo, las circunstancias que rodean estos hechos pueden ser definitorios de una diferente realidad en otro contexto, por lo cual puede perder su cualidad de verdad en el criterio particular de quién la enuncia.
Por ello es necesario definir el concepto de verdad para poder iniciar el contraste con la mentira como fenómeno e institución moderna en la comunicación y el desarrollo moderno del ser humano.
¿Moderno? Te preguntarás. Y aunque quizás no lo creas, dicho fenómeno puede que no sea tan nuevo, por efecto de los avances tecnológicos, sino que más bien está más expuesto y difundido gracias a ello…
Y me dirás… ¿Dónde sucede?
En cualquier nivel de la sociedad, en cualquier lugar, en cualquier entorno. Por ejemplo, lo vemos en la política, en la religión y hasta en las instituciones que deberían administrar leyes imparciales y justas para todos, como una corte, un congreso o un gobierno cualquiera.
También en el mundo empresarial, donde se sostiene una mentira con poder, con dinero y hasta con opresión para mantener un perfil o un propósito determinado.
Cada uno defiende su mentira como su verdad. Y la mentira se convierte en una especie de campo de batalla para establecerse como la bandera victoriosa de la verdad. Lo vemos a diario. ¿Viste las noticias de hoy?
Sin remordimiento alguno, la mentira es la herramienta de control a lo largo de la escala jerárquica en muchas organizaciones, sociedades y empresas. Y es precisamente a las masas, a los grandes grupos sociales, a quienes los “dueños” de la verdad utilizan a su antojo (me refiero a la mentira disfrazada).
Pero ¿Cómo es posible que algo así pueda tener cabida en nuestra realidad?
¡Porque se sostiene! Con nosotros y nuestro anhelo de escalar jerarquías, fortunas, éxitos y cuanta promesa seduzca el ego.
¿Pero cómo se sostiene?
Todo el sistema legal esta creado para enfrentar la mentira en base a “verdades” establecidas como tales, ya que son el producto de la participación conjunta de grupos y partidos que han impulsado su creación y establecimiento a lo largo de muchos años, décadas y hasta siglos.
A estas “verdades” las hemos llamado normas y leyes, en muchos casos. Y estas leyes pueden cambiar en el tiempo, debido a muchos factores de ajuste y reconocimiento.
Por ejemplo, el señor Li Wenliang (un doctor chino que denunció el mal manejo del virus de COVID-19 por parte de su gobierno) sucumbió a manos del poder censor de un Estado totalitario por atreverse a decir la verdad. Y como él, muchos otros han sucumbido por su amor a la verdad a lo largo de la historia.
Tomemos una parte de esta historia, para entender cómo estos cambios pueden ser radicalmente antagónicos en el curso de unos 300, 400 o 500 años: Aunque en el siglo XVI los astrónomos jesuitas sostenían convencidos que la tierra era el centro del universo, Nicolas Copérnico, un astrónomo hábil y discípulo de la verdad, se atrevió a desafiar al poder religioso-político de su momento al establecer lo que tres siglos después fue aceptado como verdad: el heliocentrismo, el sol era el centro del sistema solar. Si aun no sabes qué le sucedió a Copérnico por su audacia, te recomiendo ver su historia.
Lo mismo ocurrió con el debate de Galileo y su juicio con la Santa Inquisición, y por supuesto su muerte. Este debate que Galileo Galilei estableció con el poder religioso de su época, le costó su libertad. Se reveló contra la Iglesia Católica al no publicar sus trabajos como hipótesis (lo cual era la orden que recibió desde Roma) en vez de teorías probadas o probables. Sus principales adversarios fueron los jesuitas que sostenían la teoría geocéntrica del universo en oposición a la heliocéntrica de Copérnico, que defendía Galileo. Su defensa fue incansable y perseverante, lo que finalmente le costó su libertad hasta el día de su muerte.
“Residió en su casa de Florencia desde 1633 a 1638, donde podía recibir visitas. Después se traslada a su residencia de San Giorgio, junto al mar. Fallece de muerte natural en Arcetri el 8 de enero de 1642 a los 77 años.
En 1741, ante la prueba óptica de la órbita terrestre, que demostraba que la tierra giraba alrededor del sol, el Papa Benedicto XIV, ordenó al Santo Oficio que entregase las obras completas de Galileo para su impresión y publicación.”[iii]
Cuando Galileo Galilei escribe en las paredes de su celda "E pur si muove" [iv] lo hace por rebelarse contra el establecimiento de la iglesia en perpetuar una mentira que solo pretendía mantener el control del poder a través del Estado Eclesiástico de la Europa monárquica de aquellos tiempos.
La iglesia ejerció su poder en el mantenimiento de la mentira por muchos años, para mantener su control sobre las masas y sobre los recursos que le generaba aguas arriba.
Gobiernos, políticos, artistas, empresarios, familias poderosas… de antes y de ahora, usaron y siguen usando la religión como bastión de sostén para el mantenimiento de sus mentiras, administrando sus resultados e intereses en las convenientes ganancias y privilegios que han surgido de estas prácticas, durante la mayor parte de la historia del hombre.
Poco o casi nada nos distingue de las primeras formas de asociación del hombre, desde Mesopotamia hasta las democracias de Europa y América modernas. Es un tránsito y una batalla campal entre ambos extremos de los hechos.
¿Por qué ocurre esta situación?
La palabra “manipulación” de los hechos, no es otra cosa que la fabricación de mentiras. Mentiras creadas con un propósito y una razón: Poder y control.
Estas mentiras se apoderan del espectro de atención limitado de amplias mayorías, que han sido entrenadas, tras décadas sucesivas de condicionamiento y alienación, a consumirlas y aceptarlas como ciertas, sin animo a contradecirlas o cuestionarlas. En un proceso sostenido e interminable hasta nuestros días.
Hay candidatos que postular, productos que vender, países que someter, razas que manipular, recursos que explotar, guerras que pelear, gobiernos que derrocar… y para ellos debemos mentir con “verdades[IVM1] ”
Pero llega el momento del cuestionamiento, de nuevas generaciones que se detienen a preguntar… y a rebelarse.
Por eso vemos el fenómeno TikTok y su enfrentamiento a los grupos de poder por parte de la generación llamada “milenial” y la “generación Z”
Se cuestionan todo lo cuestionable de los poderes locales, nacionales e internacionales, sin ningún temor.
La libertad de expresión en la realidad ¿es una fantasía?
Los terraplanistas sienten que ahora tienen una mejor y más amplia “audiencia” para expresarse bajo el cobijo del derecho a expresarse libremente. Y lo hacen sin ningún remordimiento, al lado de los negadores del COVID-19, de los que hoy aún creen que las elecciones de 2020 fueron ganadas por Trump, de los que creen que la leche achocolatada proviene de vacas color marrón[v], entre tantas otras mentiras o verdades entendidas y asumidas como ciertas.
Concluyamos
La libertad de expresión puede llegar a ser más un mito que un derecho, si no aprendemos a desenvolvernos en el entorno, porque no hay verdadera libertad para expresarse si no usas los recursos para sostenerte y mantenerte ante quién, con muchos más poder y recursos, puede imponerte su mentira (o su verdad a medias) y resguardarse tras las murallas que su poder o medios, le permite imponerse.
A todas luces, la honestidad puede ser observada cómo una señal de debilidad, y por ello debemos convertirla en nuestra fortaleza. Porque solo podemos emprender esta batalla contra la mentira y la desinformación, aprendiendo.
Leyendo, informándonos, preguntándonos de donde proviene la matriz: ¿se trata de un hecho o una opinión? Debemos hacernos esta pregunta inicial ante cualquier incertidumbre que se nos presente, aunque la diga un presidente o un senador. Aunque la refiera el locutor o nuestro cantante favorito. Así lo diga el rey, el Papa, el general, el policía, la maestra y un largo etcétera… Incluso, aunque lo diga mamá, pregúntate. No hay daño alguno en conseguir la verdad, entre tanto la mentira siga reinando.
[i] (Brianna L. Verigin, 2019) [ii] (dictionary.com) [iii] (Mentiras sobre la Iglesia, n.d.) [iv] (Wikipedia, 2022) [v] (Dewey, 2019) Bibliografía
Brianna L. Verigin, E. H. (2019, Diciembre 3). PLOS ONE. (G. Sartori, Ed.) doi:https://doi.org/10.1371/journal.pone.0225566
Dewey, C. (2019, June 15). The Washington Post. Obtenido de Democracy dies in darkness: https://www.washingtonpost.com/news/wonk/wp/2017/06/15/seven-percent-of-americans-think-chocolate-milk-comes-from-brown-cows-and-thats-not-even-the-scary-part/
dictionary.com. (s.f.). dictionary.com. Obtenido de https://www.dictionary.com/browse/verity#:~:text=noun%2C%20plural%20ver%C2%B7i%C2%B7,or%20statement%3A%20the%20eternal%20verities.
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Wikipedia. (2022, July 14). And yet it moves. doi:https://en.wikipedia.org/wiki/And_yet_it_moves#:~:text=%22And%20yet%20it%20moves%22%20or,the%20Sun%2C%20rather%20than%20the
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