El sentido de pertenencia es una necesidad fundamental, ya que da a las personas un lugar en el que pueden sentirse aceptadas, identificadas y respaldadas. Este sentimiento ayuda a crear comunidades cohesionadas y resilientes, donde los individuos encuentran propósito, apoyo y una identidad común. Sin embargo, cuando el sentido de pertenencia es explotado por líderes autoritarios o populistas, la misma necesidad humana de conexión y seguridad puede transformarse en un mecanismo de control y manipulación social.
En una sociedad que valora la diversidad de pensamientos y el respeto por los derechos individuales, el sentido de pertenencia se basa en el apoyo mutuo y en una identificación sana con un grupo o ideal. Pero los movimientos populistas y autoritarios manipulan esta necesidad, presentándose como la única opción legítima o “verdadera” para pertenecer a algo más grande. A través de la propaganda y el adoctrinamiento, logran que el grupo o movimiento populista se convierta en el centro de la identidad de las personas, distorsionando así el sentido de pertenencia y eliminando el sentido de comunidad genuina.
Este fenómeno causa una deformación social, ya que, al manipular el sentido de pertenencia, se incentiva el fanatismo y se elimina la autocrítica. Los miembros de la sociedad son instados a mostrar lealtad incuestionable al líder o movimiento, y cualquier disidencia se interpreta como una amenaza contra el grupo. La democracia y sus instituciones son entonces desvirtuadas, ya que pasan a ser meras herramientas para consolidar el poder de estos líderes populistas, quienes buscan neutralizar cualquier oposición y perpetuarse en el control. De esta forma, en lugar de promover una sociedad inclusiva y diversa, estos modelos autoritarios utilizan la democracia y su legitimidad para sembrar la división, utilizando el fanatismo como medio para controlar y fragmentar la sociedad en favor de intereses particulares.
En conclusión, el sentido de pertenencia, que debería ser una fuente de bienestar y crecimiento para la sociedad, se convierte en una herramienta de dominación cuando es manipulado por el populismo autoritario.
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